Los gatos sienten un fuerte amor, y si un gato ha tenido malas experiencias al dejarse solo o abandonado, puede haber tenido un impacto tan fuerte en él que cada vez que alguien que ama se va, piensa que no volverá. Es lo mismo para las personas: podemos quedar marcados por un trauma o pérdida en la infancia y continuar llevando respuestas traumáticas cuando la situación parece repetirse. Los humanos y los gatos comparten el “sistema límbico” en el cerebro, la parte del cerebro que maneja el amor, el apego (incluidos los olores) y la memoria. Pero no comparten nuestro cerebro cognitivo, por lo que no puedes razonar con ellos diciendo: “¡Él regresará, no llores!”
He leído que puedes dejar una camisa que has usado en la cama de tu gato (asegúrate de que tenga lugares especiales para dormir) y eso hará que parezca que tú (tu pareja) todavía estás allí y le darás él un poco de consuelo.