Una explicación sería el principio ‘Si cabe, me siento’
Los observadores felinos astutos notarán que, además de las cajas, muchos gatos parecen elegir otros lugares extraños para relajarse. Algunos se acurrucan en el lavabo del baño. Otros prefieren zapatos, tazones, bolsas de compras, tazas de café, cartones de huevos vacíos y otros espacios pequeños y confinados.
Lo que nos lleva a la otra razón por la que a tu gato le pueden gustar las cajas particularmente pequeñas (y otros lugares aparentemente incómodos): hace mucho frío.
Según un estudio realizado en 2006 por el National Research Council, la zona termoneutral para un gato doméstico es de 86 a 97 grados Fahrenheit. Ese es el rango de temperaturas en el que los gatos son “cómodos” y no tienen que generar calor adicional para mantenerse calientes o gastar energía metabólica en el enfriamiento. Ese rango también es 20 grados más alto que el nuestro, lo que explica por qué no es inusual ver al gato de tu vecino tirado en el asfalto caliente en medio de un día de verano, empapándose de la luz del sol.
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También explica por qué muchos gatos pueden disfrutar acurrucarse en pequeñas cajas de cartón y otros lugares extraños. El cartón corrugado es un gran aislante y los espacios confinados obligan al gato a levantarse o formar algún otro objeto imposible, lo que a su vez lo ayuda a preservar el calor corporal.
De hecho, el mismo estudio de NRC encontró que las áreas de alojamiento de la mayoría de los gatos tienen alrededor de 72 grados Fahrenheit, unos 14 grados más fríos que la temperatura termoneutral mínima de un gato doméstico.
Así que ahí lo tiene: las cajas son zonas aislantes, que alivian el estrés y confortan, lugares donde los gatos pueden esconderse, relajarse, dormir y ocasionalmente lanzar un ataque furtivo contra los enormes e impredecibles simios con los que viven.
PD: Si te gusta el comportamiento de los gatos, echa un vistazo a The Cat Language Bible por Jonas Jurgella, ¡es mi lectura favorita número 1!