Los síntomas generales del parvovirus son letargo, vómitos intensos, pérdida de apetito y diarrea sanguinolenta y maloliente que puede conducir a una deshidratación potencialmente mortal.
El parvovirus es extremadamente contagioso y puede ser transmitido por cualquier persona, animal u objeto que entre en contacto con las heces de un perro infectado. Altamente resistente, el virus puede vivir en el medio ambiente durante meses y puede sobrevivir en objetos inanimados como tazones de comida, zapatos, ropa, alfombras y pisos. Es común que un perro no vacunado contraiga parvovirus de las calles, especialmente en áreas urbanas donde hay muchos perros.
Los veterinarios diagnostican el parvovirus sobre la base de signos clínicos y pruebas de laboratorio. La prueba de ensayo de inmunoabsorción enzimática (ELISA) se ha convertido en una prueba común para el parvovirus. El kit de prueba ELISA se usa para detectar parvovirus en las heces de un perro y se realiza en la oficina del veterinario en aproximadamente 15 minutos. Debido a que esta prueba no es 100% sensible o específica, su veterinario puede recomendar pruebas adicionales y análisis de sangre.