Recuerde mantener siempre su energía tranquila, fuerte y asertiva.
El obstáculo más grande que veo repetir a los dueños de perros es cuando intentan tratar a su nuevo perro como a su perro viejo. Tu nuevo perro nunca es un sustituto. Eso no es justo para el nuevo perro, para la naturaleza del nuevo perro .
¿Recuerdas cómo en las relaciones románticas no se mezclan el rebote y las citas?
La propiedad del perro tiene un análogo similar.
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Si todavía estás afligido por la pérdida de tu antiguo compañero de cuatro patas, no –NO HAGAS– otro perro hasta que puedas mantener y exhibir un liderazgo fuerte, tranquilo y asertivo, o estarás preparándote para crear un perro ansioso, de alta energía y desequilibrado. No quieres eso.
Afligir a tu viejo perro. Llorar. Siente la pérdida. Las lágrimas son la señal de que todavía estás llorando a tu vieja, y la misma señal de que NO estás listo para una nueva mascota. Déjala ir y no cargues a tu nuevo perro con tus recuerdos de tu antiguo compañero.
Dale a tu nuevo perro el cien por ciento de su nueva vida que le corresponde.